La Tierra observada desde el espacio es una visión impactante que, de tan repetida, puede llegar a ser ninguneada: ¡otra vez la canica azul! Nadie, sin embargo, podrá permanecer impasible ante lo que las nuevas tecnologías ofrecen cuando retratan a nuestro viejo planeta. Consiguen alcanzar una resolución tal que uno casi esperaría distinguir a las hormigas.
Dejando de lado las hipérboles, no olviden recorrer una superficie terrestre extraordinariamente detallada, resultado de la combinación de diversas fotografías tomadas con el instrumento VIIRS (Visible/Infrared Imager Radiometer Suite), a bordo del satélite Suomi NPP, lanzado el pasado mes de octubre. En serio, entren en el enlace a alta resolución, es otra Tierra. La imagen fue seleccionada como imagen astronómica del día por NASA (APOD, Astronomy Picture of the Day).
Imagen: La Tierra vista por Suomi NPP
Créditos imagen: NASA/NOAA/GSFC/Suomi NPP/VIIRS/Norman Kuring
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Blue Marble Earth from Suomi NPP (APOD)
Imagen en alta resolución
El planeta azul a través del objetivo
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
Crecer, evolutivamente hablando, es mucho más complicado que disminuir de tamaño o, dicho de otro modo, los animales tardan diez veces más en aumentar que en reducir sus dimensiones corporales. Así lo ha constatado un grupo internacional de científicos que ha estudiado la velocidad de evolución del tamaño en los mamíferos desde la conocida extinción de los dinosaurios, acaecida hace 65 millones de años.
Asimismo la investigación, publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, ha establecido que para los animales marinos es más “sencillo” modificar su cuerpo que para los terrestres (requieren menos generaciones para lograr cambios significativos), tanto para engrandecerlo como para reducirlo , probablemente por el rol de soporte que tiene el agua: inmersos en ella incluso los pesos más pesados se aguantan menos.
Imagen:
Las transformaciones de tamaño en los mamíferos son más “veloces” en el agua que en tierra firme.
Créditos imagen: Alistair Evans y David Jones
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Crecer de ratón a elefante requiere 24 millones de generaciones
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
De tanto en tanto es de recibo recordar hasta qué punto se ilumina en los países más “desarrollados”. Aunque sea una frase en exceso utilizada, no deja de ser cierto que una imagen vale más que mil palabras. Vean parte de Europa en una fotografía tomada desde la Estación Espacial Internacional hace una semana. En ella se encuentran Bélgica, los Países Bajos, las Islas Británicas (en parte ocultas por los paneles solares), el Mar del Norte y Escandinavia. Los límites del Mar del Norte son los más claros (oscuros, podríamos decir).
Imagen: Europa desde la Estación Espacial Internacional
Créditos imagen: NASA
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Western Europe at night
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
Los electrones en órbita alrededor del núcleo del átomo se representan con frecuencia como los planetas en torno a su estrella. Sin embargo su comportamiento dista mucho del de los cuerpos astronómico a los que visualmente se les asocia a causa de efectos cuánticos presentes a esa escala. Un grupo de científicos austríacos y estadounidenses han logrado que los díscolos electrones se mantengan en órbitas de tipo planetario durante largo tiempo usando un campo electromagnético como parámetro estabilizador. Se han inspirado en como Júpiter "apuntala" las órbitas de los asteroides troyanos.
Imagen:
El modelo de Bohr considera que el movimiento del electrón alrededor de su núcleo es similar a las órbitas planetarias.
Créditos imagen: TU Wien
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Jupiter’s Trojans“ on an Atomic Scale
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
Disfruten de una imagen espectacular más tomada por el telescopio VISTA, situado en el Observatorio de Paranal (Chile). En este caso la protagonista es la nebulosa de la Hélice, una nebulosa planetaria situada en la constelación de Acuario, a setecientos años luz de la Tierra. Gas y polvo que brillan gracias a la radiación que emite la estrella moribunda que los ha expulsado y que continuará evolucionando hasta convertirse en una enana blanca.
Imagen:
La nebulosa Hélice (NGC 7293) en una composición de imágenes en el infrarrojo.
Créditos imagen: ESO/VISTA/J. Emerson. Acknowledgment: Cambridge Astronomical Survey Unit
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La nebulosa de la Hélice vista con nuevos colores
Nebulosas
Nebulosas planetarias y nebulosas simbióticas: guía para perplejos
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.