Cualquier persona que lea la historia de la informática remarca fácilmente cuánto ha evolucionado en relativamente poco tiempo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar la mejora de los calculadores mecánicos y electromecánicos, pero aún así al final de la contienda los primeros ordenadores eran aparatos enormes, difícilmente transportables, y con muchas fallas.
La primera computadora electrónica, de más de treinta toneladas de peso, comenzó a funcionar en 1946. De nombre ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer, Integrador Numérico Electrónico y Computadora), trabajaba gracias a 19.000 válvulas de vacío. A partir de estos datos, la revista Popular Mechanics extrapoló que en el futuro los ordenadores quizás sólo tuvieran 1.000 tubos de vacío y pesaran 1,5 toneladas.
Dicha predicción resultó ser errónea gracias a uno de los avances tecnológicos más importantes del siglo: la invención del transistor en 1947. El transistor sustituyó las válvulas de vacío, que además eran elementos poco fiables en el funcionamiento de los ordenadores, y abrió el camino a la miniaturización de la electrónica. Con el tiempo, el desarrollo de la ingeniería llevó a reemplazar los transistores por dispositivos todavía más pequeños: los circuitos integrados.
La idea de los ingenieros era incorporar más y más elementos (transistores, resistencias, capacitores, etc.) en un único elemento, lo que ahora conocemos como "chip". Este aspecto se refleja en la llamada ley de Moore, que expresa que, a partir de la década de los ochenta, los ordenadores doblan su capacidad cada dieciocho meses. El resultado final es el abaratamiento drástico de los componentes electrónicos, que ahora están presentes en distintos ámbitos de la vida diaria.
Considerando la ubicuidad actual de la electrónica, resulta curiosa la famosa frase de Ken Olson en 1977. El entonces director de la compañía Digital Equipment Corporation (DEC) afirmó que: "No hay ninguna razón por la cual una persona querría un ordenador en su casa". Actualmente sabemos que hay más de una razón, y que es incluso posible poseer varios en una misma familia, a menudo satisfaciendo las necesidades de los diferentes miembros.
En un futuro cercano es lógico pensar que los ordenadores serán cada vez más pequeños, veloces y baratos. Un paso esperable es el desarrollo de computadores cuánticos (mucho más veloces que los actuales). Se supone que su potencia de cálculo será tan alta que posiblemente puedan romper las claves criptográficas que ahora se utilizan o, lo que es lo mismo, descifrar los códigos de los que gobiernos, empresas, y ejércitos se sirven en su actividad.
Autor: Gotzon Cañada
Imágenes originales de época
© caosyciencia.com
Héctor Castañeda es Doctor en Astrofísica. Actualmente trabaja en el proyecto del instrumento OSIRIS para el Gran Telescopio Canarias.
Ver todos los artículos de Héctor Castañeda
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
Ver todos los artículos de Annia Domènech