Todo tiene un origen, una existencia en cambio continuo y un final, sólo es cuestión de esperar el tiempo necesario.
El conocimiento de las reglas por las que se rige la naturaleza nos permite maravillarnos ante casos en los que empuja sus creaciones hasta el límite.
Es posible distinguirla tras el crepúsculo o antes del amanecer, pero para dejarse ver exige cielos despejados y oscuros. Su nombre es casi tan mágico como su tenue apariencia.
Módulo tras módulo, la Estación Espacial Internacional crece también como emblema de la ciencia y la tecnología sin fronteras.
Uno de los principales obstáculos a salvar es contrarrestar el movimiento de rotación terrestre.
El último libro de James Lovelock es muy interesante; lleno de hallazgos, algunas verdades a medias y varias falacias.