Xavier Barcons es Profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Física de Cantabria (CSIC). Su campo de trabajo es el estudio del cielo con rayos X, en particular las galaxias activas y los cúmulos de galaxias. En la actualidad es miembro del Space Science Advisory Commitee de la ESA y gestor del Programa Nacional de Astronomía y Astrofísica.
El primer grupo de astronomía de _______ fabricó el sistema de control de las maletas en el aeropuerto. Hoy en día se utilizan para la búsqueda de tumores cámaras de gran resolución fabricadas para observar el Universo en _______ y las gafas bifocales existen gracias a la tecnología de los espejos de los telescopios ROSAT de _______. ¿Rayos X?
¿Desde cuándo se estudia el espacio
mediante los rayos X?
En comparación con la cantidad de luz emitida
por el Sol en el visible, la fracción de rayos
X es muy pequeña. Extrapolando esto a estrellas
mucho más lejanas, hace cuarenta años
se creía que nunca se podría observar
este tipo de radiación fuera del Sistema Solar.
En 1962, un grupo de personas, entre ellas Riccardo
Giacconi (que recibió el año pasado el
Premio Nobel de Física) consiguieron mandar un
cohete por encima de la atmósfera, a 80 km de
altura, durante seis minutos. Para poder ver rayos X
hay que subir como mínimo unos 80-100 km, ya
que son absorbidos por el oxígeno y el ozono.
Su objetivo inicial era ver los rayos X del Sol reflejados
en la Luna, pero en lugar de esto descubrieron una estrella
(identificada como Sco X-1, de la constelación
del Escorpión) que emitía gran cantidad
de ellos; y lo que se conoce como Fondo Cósmico
de Rayos X, una radiación que está por
todo el Universo.
¿Qué demostraron estos descubrimientos?
Primero, que sí se pueden recibir rayos X procedentes
del exterior del Sistema Solar y, segundo, que no todas
las estrellas son como el Sol, sino que hay algunas
más activas y violentas que emiten gran cantidad
de ellos. Hoy en día existen más de 100.000
fuentes extrasolares de rayos X catalogadas y este número
aumenta cada año en unas 50.000.
¿Cuándo se empezaron a generar
rayos X en el Universo?
El Universo tendría unos mil millones de años,
por dar una fecha aproximada de cuando se comienzan
a formar los primeros objetos astrofísicos. Los
rayos X son más astrofísicos que cosmológicos:
no cuentan mucho sobre el origen del Universo, pero
sí sobre su evolución.
A menudo se originan por procesos físicos muy
violentos, que incluyen campos gravitatorios muy fuertes,
alrededor de los cuales la materia se mueve muy deprisa,
se calienta por fricción a temperaturas muy elevadas,
y acaba emitiendo la mayor parte de energía en
rayos X. Hay pocos (cuesta detectarlos) precisamente
porque suponen una inversión energética
muy grande.
Se encuentran en los agujeros negros muy masivos y,
también, en los cúmulos de galaxias. Éstas
tienen unos pozos de potencial gravitatorio muy grandes
(no muy fuertes, pero sí muy extensos), que hacen
que el gas de las galaxias quede atrapado allí
a unas temperaturas muy elevadas (del orden de cien
millones de grados) por lo que emiten la mayor parte
de la energía en rayos X.
¿Cómo se observa esta radiación?
En estos 40 años se ha avanzado mucho. Se han
construido telescopios que pueden recoger una cantidad
suficiente de rayos X para hacer imágenes y astrofísica,
lo que antes era impensable.
Ahora mismo hay dos observatorios en órbita:
el Chandra de la Nasa y el XMM-Newton de la Agencia
Europea del Espacio (ESA). Ambos se lanzaron el año
99 y son, en muchos sentidos, complementarios. Chandra
es un telescopio para hacer imágenes porque tiene
una resolución angular muy buena (de medio segundo
de arco); XMM-Newton, para espectroscopía, puesto
que recoge gran cantidad de rayos X y permite saber
cuántos de ellos llegan en cada longitud de onda.
La coincidencia de ambos observatorios (debida a que
Chandra se retrasó unos diez años) está
produciendo avances muy interesantes. Por ejemplo, para
fuentes de rayos X muy potentes y extensas (como los
cúmulos de galaxias o remanentes de supernovas)
con Chandra se obtienen imágenes muy claras de
dónde procede la emisión y con XMM-Newton
se ven los procesos físicos que hay detrás.
La duración de estos satélites depende
de muchos factores. Como están en un entorno
de radiación muy elevada, los instrumentos suelen
ser lo que más rápido se degrada. El combustible
también puede ser un factor limitante. Este no
es el caso de XMM Newton (el que conozco mejor), que
tiene hidracina (el combustible químico habitual
en el espacio) para poder funcionar 20 años.
¿Dónde están situados
Chandra y XMM-Newton?
En órbitas cercanas a la Tierra muy excéntricas,
cada dos días dan una vuelta. Un 20-25 % del
tiempo de observación se pierde porque cuando
el satélite atraviesa grandes bolsas de protones
y partículas energéticas (probablemente
de la cola magnética terrestre) las cámaras
quedan inundadas de radiación y no se puede observar
bien. Cuando XMM-Newton se acerca a nuestro planeta
se desconectan los instrumentos para que los cinturones
de radiación (que además pueden alterar
las mediciones) no los estropeen. El problema de este
tipo de órbitas es que no se puede enviar una
nueva misión que pueda reparar ningún
instrumento o dispositivo dañado.
¿Hay muchos astrónomos que trabajen
en rayos X?
Según un pequeño estudio que he realizado,
un 20% de los artículos publicados en las revistas
más importantes de Astronomía (Astrophysical
Journal, Astronomy and Astrophysics…) contienen
algo de rayos X. Hay países, por ejemplo Gran
Bretaña, donde el 20% de los astrónomos
se declaran astrónomos de rayos X. En España,
sólo son un 3%. La tradición astronómica
española, que tiene veinticinco años,
está muy desarrollada en torno a la óptica.
Por otro lado, aproximadamente unos dos mil astrónomos
han observado con XMM Newton. El tiempo de observación
solicitado es 8 veces mayor que el disponible. Para
el telescopio William Herschel, situado en el Observatorio
Roque de los Muchachos, es de un 4 o un 5.
¿Cuáles han sido los grandes
descubrimientos realizados en este campo?
En 1995, observando los cuásares y las galaxias
activas (de hecho, agujeros negros supermasivos), se
vio como una línea de emisión de hierro
salió con menos energía de la esperada
porque los rayos X tienen que invertir parte para escapar
del agujero negro. Es el llamado desplazamiento al rojo
gravitatorio. Hasta ese momento había quien no
se creía que los cuásares tenían
un agujero negro supermasivo en su centro.
La teoría de la relatividad general predice que
la luz que sale de las proximidades de un agujero negro
muy masivo tiene que invertir gran parte de su energía
para escapar del campo gravitatorio del agujero negro.
Necesita energía para salir, lo mismo que nosotros
cuando queremos viajar al espacio desde la superficie
de la Tierra. Ésta predicción está
comprobada a niveles infinitesimales dentro del Sistema
Solar, pero gracias a la Astronomía de rayos
X se ha podido verificar de forma mucho más aparente
y dramática en galaxias activas.
Además, se ha demostrado la presencia, ya sospechada,
de materia oscura en los cúmulos de galaxias.
Mirando la temperatura y densidad de la gran cantidad
de plasma (gas ionizado) que se encuentra atrapado en
el cúmulo, y realizando imágenes y espectros
en rayos X, se puede ver cómo es el campo gravitatorio
del cúmulo. Se concluye que la mayor parte de
la materia de los cúmulos (el 70%) no emite ningún
tipo de radiación, es materia oscura.
También se han descubierto estrellas binarias
tan cercanas la una a la otra que se transfieren materia.
Una de ellas suele ser una estrella compacta (un agujero
negro, una estrella de neutrones o una enana blanca).
Cuando la materia cae en el campo gravitatorio de la
estrella compacta, se calienta y emite grandes cantidades
de rayos X, que indican aproximadamente cómo
es el período orbital de esa estrella binaria.
Aunque se supo después, la primera fuente de
rayos X descubierta fuera del Sistema Solar, Sco X-1,
es una binaria de rayos X.
¿Qué retos se plantean ahora?
Con la próxima generación de telescopios
de rayos X, que tendrán que ser mucho más
potentes que los actuales, se busca:
- Detectar las primeras agrupaciones que hubo en el
Universo primitivo, precursoras de los cúmulos
de galaxias. El modo más directo de ver su formación
y evolución es mirar la emisión en rayos
X del gas que sueltan las galaxias dentro de los cúmulos.
- Descubrir cómo y cuándo aparecieron
los agujeros negros supermasivos en el centro de los
cuásares y las galaxias activas (casi todas tienen
uno, el de la Vía Láctea es de más
de un millón de masas solares). Si antes de que
se formara la galaxia y aparecieran las estrellas o
después. Esto se podrá conocer porque
al comienzo de la formación de un agujero negro,
siempre hay una etapa de gran emisión de rayos
X. Asimismo, podremos saber si los agujeros negros giran
o no giran gracias a un efecto de la relatividad general.
- Detectar la mitad de la materia ordinaria (átomos,
iones…) del Universo, que no está dentro
de las galaxias o en los cúmulos de galaxias
sino dispersa formando el medio intergaláctico.
Este material tiene una temperatura muy elevada, posiblemente
de millones o decenas de millones de grados. Se puede
estudiar su existencia, abundancia química y
composición física mirando si este gas
produce algún tipo de absorción en la
luz procedente de fuentes de rayos X lejanas.
- Ver cómo ha sido la evolución química
del Universo. El medio intergaláctico y el gas
de las galaxias se enriquecen “cocinando”
los elementos químicos simples en el interior
de las estrellas. Los elementos químicos pesados
(oxígeno, hierro…) son distintos según
el proceso que los produce.
También nos gustaría hacer imágenes
en rayos X del entorno de un agujero negro supermasivo.
Tienen que ser de gran resolución, con una nitidez
diez millones de veces superior a la de Chandra. Para
lograrlo, hay que desarrollar la técnica de interferometría
en rayos X, que consiste en poner en consonancia distintos
telescopios, o el mismo telescopio porque, a diferencia
de las ondas de radio, los rayos X tienen una longitud
de onda muy corta. Sin embargo, no entendemos la física
básica del asunto ni hay una idea clara de cómo
hacerlo tecnológicamente. Es una idea a 30 o
40 años vista.
¿Cuáles son los proyectos en
marcha para cumplir dichos objetivos?
XEUS es un proyecto de la ESA para lanzar un
telescopio mucho más potente que los actuales
que pueda estudiar en rayos X el Universo primitivo
y su evolución hasta hoy. Si no se consiguen
imágenes bastante nítidas existe el problema
de que varias fuentes de rayos X se mezclen en una mancha.
Además, interesa ver las más débiles,
que son las más lejanas.
La NASA tiene varios proyectos. Constellation X,
que será como un XMM Newton a lo grande, hará
espectrometría del Universo local. Generation
X, de momento sólo un nombre, intentará
ver el Universo primitivo, como XEUS. Asimismo,
la NASA tiene previsto trabajar en interferometría,
pero supongo que será a largo término.
Nosotros hemos propuesto la misión DUO
a la NASA. Consiste en un telescopio de rayos X con
un campo de visión muy amplio para poder observar
una región extensa del cielo y detectar sus cúmulos
de galaxias. El objetivo es ver la formación
y evolución de estos objetos astronómicos
y relacionarla con los parámetros cosmológicos,
que determinan la densidad del Universo, la energía
oscura que parece contener, etc. Nuestro estudio demuestra
que podemos medir los parámetros cosmológicos
con tanta precisión como se hace en las misiones
del fondo cósmico microondas (radiación
que data de cuando el Universo tenía 400.000
años).
Autor: Gotzon Cañada
Créditos imágenes originales: ver animación
© caosyciencia.com
Autor: Gotzon Cañada
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Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
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