Claudi Alsina es Catedrático de Matemáticas en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
Hay algo al acecho que nos observa atento. Está en los edificios, la silla en la que te sientas, la lotería que juegas, el periódico que lees e, incluso, tu propio cuerpo. Son las matemáticas, esa disciplina mil veces maldecida con la que, sin embargo, mucha gente juega y se lo pasa bien.
¿Cómo se mira
una ciudad matemáticamente?
Cualquier ciudad del mundo se puede mirar matemáticamente
a tres niveles:
nivel histórico, físico y de los ciudadanos.
¿En qué consiste
el ámbito histórico?
Se hace una lectura histórica sobre el uso de
las matemáticas en esa ciudad: la evolución
de los planos hasta los informáticos actuales,
muy precisos; cómo se medían los terrenos;
qué decían las ordenanzas...
¿Qué sistema de medidas se utilizaba
previamente al métrico?
Antes del sistema métrico decimal (metro, kilo,
etc), todos los sitios tenían su particular sistema
de medida, era un tema local. Por ejemplo, Barcelona
y Gerona tenían medidas diferentes.
Los ayuntamientos guardaban los diferentes patrones
para medir el peso, la capacidad, la longitud, la superficie...
En algunas puertas de la muralla de Barcelona se ponían
en hierro las medidas que se usaban en la ciudad. De
ahí viene el nombre de Porta Ferrissa.
En el mundo agrario, con frecuencia las medidas no eran
geométricas (la medida de precisión era
en palmos al cuadrado), sino que se expresaban en términos
de sembradura. Los nombres de los recipientes para medidas
de capacidad de maíz se aplicaban también
a las medidas de tierra necesaria para sembrar esa capacidad,
por ejemplo una cuartera de grano.
En otros lugares donde la cuestión no era sembrar,
se medía la superficie de tierra por trabajo.
Por ejemplo, un jornal de bueyes era la extensión
de terreno que en un día un hombre con dos bueyes
labraba, y un jornal de uva era la extensión
de cepas plantadas que una persona recogía, también
en un día.
Una opción de medidas
que ahora mismo supone un problema es la del ancho ferroviario
español.
Cuando España decidió el sistema ferroviario,
la medida escogida fue superior a la europea, seis pies
de Burgos. Se quiso que fuera diferente por motivos
extraños, como evitar invasiones. La anchura
europea era la distancia habitual entre las dos ruedas
de la “carreta de señor” de paseo
en Inglaterra.
En Barcelona, sólo la línea 1 de metro
tiene anchura española, el resto tiene la europea.
Antes, todo se regía por el sistema de medidas.
En el período románico no había
planos, que aparecen en el s. XIII. Por ello, es interesante
ver qué medidas hay en los edificios históricos
porque determinan cómo se construyeron.
¿Cómo se mira
matemáticamente el aspecto físico de una
ciudad?
Mirar el aspecto físico de una ciudad es geometría.
¿Presenta la ciudad una cuadrícula perfecta
como el Eixample de Barcelona o Manhattan en Nueva York?
¿Se da un crecimiento desordenado de las calles?
¿Hay medidas estándar en las calles? ¿Cómo
se iluminan? ¿Cómo son las cúpulas
que culminan los edificios?¿Qué esculturas
de tipo geométrico se encuentran?
Barcelona es un ejemplo especialmente significativo,
con las cuadrículas del Eixample de Idelfonso
Cerdá. Además, su modernismo es un caso
singular por su geometría.
Las proporciones entre elementos de los edificios son
clave para descubrir los secretos geométricos
de su construcción.
Déme el ejemplo de algún
edificio cuyas proporciones sean curiosas.
Hace dos años descubrimos qué sistema
de proporciones había utilizado Gaudí
en la Sagrada Familia. Cogió el número
12 (de los apóstoles) y sus divisores (1,2,3,4,6,12)
para hacer las proporciones del edificio en relaciones
del estilo 1/3, 1/4, 1/2, 2/3, 3/4, es decir, las relaciones
de los divisores del 12. La Sagrada Familia tiene proporciones
sencillas, como en el románico. En cambio, en
las ventanas y plantas del gótico no había
relaciones sencillas. Allí había trazados
con regla y compás y las razones eran de otro
tipo.
La continuación de esta
iglesia tras la muerte de Gaudí ha sido controvertida.
¿Cuál es su parecer?
La Sagrada Familia se tiene que continuar, siguiendo
la idea que él dejó. Como siempre hacía
maquetas a escala 1/10 o 1/25, a partir de ellas se
deduce cómo es el objeto real. Además,
hay información, a pesar de que durante la guerra
civil se destruyera gran parte de ella. La construcción
de cualquier templo grande dura siglos y recibe aportaciones
de diferentes generaciones. La Sagrada Familia se terminará
en 40 años, que no es tanto. Gaudí, para
ganarse la vida cuando estudiaba arquitectura, trabajaba
en escuelas y talleres. Uno de los proyectos en
los que colaboró, a finales del s.XIX,
fue la fachada de la catedral de Barcelona, que tiene
antecedentes románicos debajo y góticos
encima.
Es evidente que hay genialidades que Gaudí hubiera
hecho sobre la marcha que ya no estarán, pero
la concepción básica del edificio existirá.
Es sorprendente la repercusión
de la arquitectura gaudiniana, ¿qué tiene
que no tengan otras?
Gaudí atrae por su punto de atrevimiento al alejarse
de la normalidad mediante la geometría, el color,
las formas, la luz. El resultado es diferente, por ello
resulta atractivo.
Por ejemplo, la fachada de la Pedrera es rara. Su secreto
es la estructura del edificio en columnas de hierro
que ya lo aguantan; gracias a ello, la fachada deja
de ser estructural y pasa a ser de lujo. Esto fue una
gran innovación. Hoy, en muchos edificios la
fachada es de vidrio porque ya no necesita hacer de
soporte.
Otro ejemplo es que rompe con la verticalidad. Antes,
todo el mundo daba por supuesto que las columnas tienen
que ser verticales, pero de hecho una carga se aguanta
mejor con una columna inclinada.
¿Hay alguna proporción
de medidas que sea especialmente utilizada?
En nuestro mundo hay una proporción entre el
largo y el corto llamada número de oro (1,618),
que se ha descubierto que es estéticamente bonita
y omnipresente en muchas cosas.
La altura de una persona dividida por la altura de su
ombligo es 1,618. El conocido cuadro de Leonardo da
Vinci con las piernas y brazos separados es un análisis
de esta proporción. Todas las tarjetas de crédito,
DNI, paquetes de tabaco... son número de oro.
En la arquitectura moderna, Le Corbusier inventa un
módulo basado en el número de oro. La
fachada de la ONU en Nueva York está basada en
este número. Después de la Segunda Guerra
Mundial se impone la construcción con elementos
prefabricados, lo que implica adoptar módulos.
La ergonomía es la adaptación de los objetos
al cuerpo humano. Por ejemplo, las sillas se hacen para
que el 95% de la población puede sentarse, o
en las camisas la medida en centímetros del cuello
determina el resto.
Finalmente, ¿cómo
se mira matemáticamente una ciudad desde el punto
de vista de sus habitantes?
Se miran los aspectos matemáticos que influyen
en la vida de las personas hoy en la ciudad. Al margen
de sus profesiones, hay una serie de conocimientos matemáticos
que los ciudadanos deberían tener y utilizar.
Por ejemplo, entender lo que supone el pago de impuestos,
las condiciones de las hipotecas, las proporciones de
los análisis de sangre (aritmética, con
los intervalos, los mínimos, los máximos,
la compensación...), los gráficos de los
periódicos (estadística), las proporciones
dietéticas... Criticar los juegos de azar del
Estado en los que la mayoría de la gente pierde
(probabilidad).
Cada vez, hay más planificación de futuro,
por ejemplo para planes de pensiones o compra de vivienda.
En España se compra la vivienda, pero en Europa
se alquila. Hay un cálculo que hacer, que afecta
en diez o veinte años. Comprender los sistemas
electorales. La representación parlamentaria
es un tema que se puede discutir, numérico, de
proporción entre los votos emitidos y los representantes.
No hay que tener miedo a las matemáticas.
Autor: Gotzon Cañada
© caosyciencia.com
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
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