La operación de reflejar la situación del buque sobre la carta se denominaba “echar el punto”. Con ella se determinaban en realidad tres puntos distintos: el “punto de fantasía” se estimaba con el procedimiento clásico de rumbo y distancia; el “punto de escuadría”, con el rumbo y la latitud astronómica; y el “punto de fantasía y altura”, con la distancia navegada y la latitud medida.
Cuando los puntos de fantasía y escuadría coincidían, la situación no ofrecía dudas. En caso contrario, se resolvía la situación según tres supuestos.
1.- Cuando el rumbo se separaba menos de 45º de la dirección del meridiano, se daba prioridad al rumbo sobre la distancia estimada, considerando la posición del buque en el punto de escuadría. Así, según la figura, con la latitud del punto de salida A y la calculada B, y habiendo situado el punto de fantasía en C (llevando desde el punto de salida el rumbo y la distancia navegada), se prolongaba el rumbo hasta la latitud obteniéndose el punto de escuadría D.
2.- Cuando por el contrario el rumbo se separaba más de 45º del meridiano, primaba la distancia sobre el rumbo. Así, se mantiene la distancia navegada hasta el punto de fantasía, y se lleva a cortar con el paralelo, obteniéndose el llamado punto de escuadría y altura E.
3.- En el caso particular en que el rumbo difería del meridiano 45º, se consideraba que debía corregirse tanto rumbo como distancia, tomándose como situación del buque la latitud medida y la longitud del punto de fantasía, punto F.
Imagen aparecida en el artículo Navegando con las estrellas: del arte a la ciencia
Fecha de publicación: 31-03-2011