Había una vez una Astronomía aburrida de la seriedad que siempre la acompañaba. Un día cualquiera, le dio el esquinazo y fue a reunirse con otras ciencias. Juntas decidieron que ya era hora de cambiar de ambiente e invitar a los vídeos, las animaciones, las imágenes, los cuentos…en definitiva a todos aquellos que pudieran ayudarlas a ser mejor comprendidas.
Incluso así, no se quedó tranquila. Su aspiración más recóndita era llegar a ser “para todos los públicos”, pero le parecía una tarea harto compleja. Al fin y al cabo, los “públicos” tenían algo que decir en el asunto. Y no todos estaban interesados en saber qué ocurría por el cielo. La Astronomía se consolaba pensando que otras disciplinas lo tenían más difícil, como la Mecánica Cuántica o la Física de Partículas.
Las ciencias solían quejarse de no tener un lugar destacado en el venerado mundo de la cultura, habitado por Don Quijote, los Reyes Católicos, Picasso, y sus colegas. De que cualquier persona pudiera, sin ruborizarse e incluso con orgullo, afirmar que lo ignoraba todo sobre ellas en cuanto surgían en una conversación cualesquiera. Nadie se ufanaría por desconocer a Shakespeare y, de hacerlo, callaría por esa precaución innata que hace que el ser humano evite en lo posible ponerse en ridículo.
Aunque lo cierto es que cada vez más “lo científico” estaba en boca de todos para todo. Una de las razones era que tenía un halo de rigor (científico, por supuesto) que servía muy bien para dar validez a cualquier tratamiento, producto y engañifa que lo necesitara. Las pseudociencias se vestían de ciencias sin, por ello, molestarse en cumplir el método científico, cuya regla básica es que las hipótesis deben poder ser verificadas en experimentos reproducibles o susceptibles de ser falseadas mediante un razonamiento matemático. No es válido afirmar que los extraterrestres son seres invisibles, razón por la cual no se ven (obvio, ¿no?), pero que existen. No es una hipótesis falsable.
Con todo el desconcierto que se generaba, puesto que mucha gente confundía las pseudociencias con las ciencias, cuestión que tenía a éstas últimas harto molestas, era necesario delimitar claramente qué era qué, lo que no siempre se dejaba claro, intencionadamente, por supuesto. La ciencia vendía. El único modo de denunciar las intrusiones era con “información”, también llamada divulgación científica. Había otro gran reto, que era hacer comprensible una ciencia cada vez más especializada. Incluso los mismos investigadores a veces no se entendían entre ellos porque trabajaban en temas diferentes. La existencia de un Galileo, un Leonardo da Vinci o un Newton, versados en muchos frentes, no era ya factible.
Por añadidura, las ciencias, a veces demasiado conscientes de su importancia, no siempre estaban de acuerdo con el modo en el cual se explicaba cómo les iba: si avanzaban, por dónde lo hacían; si retrocedían(es un decir, ya que saber que no se sabe también es una mejora), qué hipótesis había sido falsada. Cuestionaban quiénes debían ser sus intérpretes para darse a conocer, y en ocasiones creían ser banalizadas. No se daban cuenta de que, según a quién fuera dirigida la información, tenía que ser mostrada de un modo atractivo e interesante, y quizás había que renunciar a que fuera exhaustiva en beneficio de una mejor comprensión.
Pese a que la actitud de las ciencias estaba cambiando (por algo se habían reunido y decidido una nueva estrategia con los vídeos y demás) se enfrentaban a un problema de tiempos. Cualquier investigación se prolonga normalmente a lo largo de años, pero sólo es conocida cuando consigue un resultado espectacular. No hay un seguimiento informativo que permita comprender de qué va la historia.
La nave Cassini acaba de dejarse atrapar por la gravedad de Saturno. Ha entrado en su órbita y obtenido unas imágenes impresionantes de sus anillos, imágenes que han aparecido en todos los medios. Su lanzamiento en 1997 fue también noticia, así como las bonitas “instantáneas” de Júpiter. Sin embargo, probablemente no era una misión muy conocida hasta la semana pasada. Y eso que se trata de Astronomía que, como bien se sabe, es una ciencia privilegiada por la atención que recibe.
© NASA/JPL/Space Science Institute
...Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.
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