Estados Unidos y Francia han firmado esta semana en Washington un acuerdo de cooperación para el seguimiento de la basura espacial. Dicho acuerdo comportará la puesta en común del conocimiento de ambos países de las trayectorias de los deshechos que evolucionan libremente en el espacio.
El CNES (el Centro de Estudios Espaciales francés) estima la presencia de 200.000 objetos en órbita con un tamaño entre 1 y 10 centímetros, y de 13.000 de más de 10 centímetros. Por su parte, el Pentágono monitoriza en continuo la trayectoria de 22.000 restos espaciales. La razón de este control detallado es que incluso los fragmentos de menor tamaño, del orden de un centímetro, pueden causar daños irreversibles a una misión espacial o un satélite debido a las grandes velocidades a las que se desplazan.
Desde el lanzamiento del primer satélite espacial, el famoso Sputnik, en 1957, la cantidad de basura espacial no ha cesado de aumentar. El objetivo de monitorizar la quincalla espacial es, qué duda cabe, evitar una eventual colisión con instrumentos en activo, pero este acuerdo franco-americano tiene también su lado estratégico para el control del espacio. No hay que olvidar que la imagen por satélite juega un rol determinante en la defensa de los países.
Créditos imagen:
Basura espacial alrededor de la Tierra - CNES
Más información:
CNES – Página web sobre la basura espacial
NASA Orbital Debris Program Office
Annia Domènech es Licenciada en Biología y Periodismo. Periodista científico responsable de la publicación caosyciencia.