Ondas de choque de una supernova

Ángel Gómez Roldán / 09-09-2010

 

Observaciones realizadas con el Telescopio Espacial Hubble muestran un aumento significativo en el brillo de las emisiones provenientes de los restos de la supernova 1987A. Descubierta en el año que le da nombre, es la supernova más cercana a la Tierra desde 1604, encontrándose a unos 157.000 años luz de distancia.

Estas observaciones son consistentes con las predicciones teóricas acerca de cómo afectan las supernovas a su entorno. En el caso de la 1987A, los astrónomos estudiaron la interacción de los restos arrojados por la explosión de la estrella y un anillo de gas de casi un año luz de tamaño expulsado por la misma estrella antes de convertirse en supernova. Las veloces ondas de choque emitidas por 1987A en su deflagración han impactado con los gases de este anillo, excitándolos y haciendo que brillen.

Según los investigadores, los nuevos datos permitirían entender cómo las explosiones de supernova regulan la evolución de las galaxias, ya que la energía emitida en estas colosales explosiones cambia la dinámica y la química del medio interestelar, tal y como se aprecia en los continuos cambios observados en la supernova 1987A.

Créditos imagen: La supernova 1987A. El anillo rosado es material expulsado por la estrella hace unos 20.000 años y que al ser calentado por la onda de choque de la explosión de la supernova, brilla con gran luminosidad. (NASA, ESA, K. France -University of Colorado, Boulder-, P. Challis y R. Kirshner -Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics-)

Más información:  New Hubble Observations of Supernova 1987A Trace Shock Wave

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El autor

Ángel Gómez Roldán es Divulgador científico especializado en astronomía y ciencias del espacio, y director de la revista "AstronomíA".